Planificar: un juego con el tiempo
Reuniones de trabajo, actividades escolares, citas médicas, proyectos personales y profesionales, la casa, el mercado, la familia y pare de contar. Hoy, las mujeres asumimos tanto el trabajo doméstico no remunerado de nuestros hogares como aquel que genera ingresos económicos, es decir, el llamado trabajo productivo, de manera que tenemos más responsabilidades que ayer.
Nos movemos entre la necesidad legítima de autonomía y las tareas que históricamente fueron destinadas a nosotras, el tiempo nunca nos sobra y siempre pensamos en nuevas cosas por hacer. Puede sabernos agria la palabra planificación pero, sin duda, planificar, organizar, trazar un mapa de acción es necesario para no fallar en el intento de sentirnos en paz con nosotras mismas.
Doy clases a jóvenes universitarios, llevo adelante diferentes programas culturales en una sala de lectura comunitaria y en otros espacios de formación, soy madre de una niña de seis años con quien debo fungir, además, como maestra debido al contexto pandemia y ahora inicio junto a mi familia este hermoso proyecto. Me detengo y respiro feliz porque hago todo lo que soñé pero el Tiempo me mira inquisidor y sé que me exige organizar las tareas o me perderé en una bruma espesa y angustiante de deseos frustrados.
Me gusta el orden y organizar es mi signo, pienso cada paso que daré y peso cada acción probable como si estuviera permanentemente en un juego de ajedrez en el que mi contendor sigue siendo el Tiempo que ahora me mira inexpresivo esperando la jugada. Dibujo el plano de ataque en mi cabeza y voy dando segura los siguientes movimientos para el jaque que pondrá punto final al juego hasta la próxima oportunidad.
Planificar es una acción meramente intelectual en el que trazamos una ruta a seguir sobre cómo, dónde, cuándo, quién y para qué y aunque no es la acción como tal y muchas veces no sigamos al pie de la letra el mapa diseñado, nos ayuda a tener conciencia sobre lo que debemos hacer en función de unos objetivos preestablecidos.
El plano gráfico me permite ver el inicio, el proceso y el final de cada proyecto personal o profesional, de manera que sólo queda transitarlo con los recursos que tengo a disposición para ello.
Observo lo que hemos diseñado acá y no le temo al paso de los días, el Tiempo me mira amoroso y complacido, haciéndome saber que no viene contra mí sino que me invita a bailar al son que más me gusta y en la tercera vuelta 1, 2, 3 - 1, 2, 3, hago una muñeca para mi amiga, dibujo un unicornio con Silvia y veo el atardecer con mi amado.
En el siguiente juego tomo este bellísimo diseño de Verus y mientras le pongo color voy trazando en mi mente los nuevos pasos, las nuevas tareas, los nuevos objetivos para iniciar un nuevo proceso.
Este proyecto es hermoso y hermosos se ven los sueños que hemos diseñado para nuestras vidas y que como obra de arte pego en el corcho de mi espacio de trabajo, adornado con los colores que más me gustan: azul, verde y rojo.
¿Quieres unirte a esta experiencia? Pues, traza tus planes y concéntrate en las tareas que puedes cumplir según el tiempo y los recursos disponibles, anótalas y déjalas en un lugar visible, acciona y vuelve a tu mapa, marca tu tarea ya ejecutada y continúa.
No te desanimes, involucra a tu familia en proyectos colectivos y pónganle color. Al final de la semana te darás cuenta de todo lo que avanzaste, cuánto te falta para cumplir tus plazos y, finalmente, tu meta.
Juega con el tiempo, juega siempre y no te detengas, no dejes de crear y de creer. Apasiónate con tus proyectos, coméntanos cómo lo haces y lee nuestras pŕoximas publicaciones sobre planificación
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Hasta la próxima...
Por Nancy Cavallaro
Docente, promotora de lectura
y creadora de contenidos para niñas y niños
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